Una vez quise el estrellato erótico pero logré acercarme a una artista

Yo quisiera ser tantas cosas sin llegar a serlas, pero por suerte he logrado acercarme a la Real Thing. Sucedió que el domingo por la noche acudí a la entrega de los premios de ExpoSex en Leganés. Los premios eran una especie de Oscars para el cine erótico y ahí entre actores y productores de cine erótico, entre la escasa ropa y las curvas humanas como las calles de Monte Carlo, también hubo una artista, mi amiga poetisa, la primera ganadora del Premio Istar de la mejor novela erótica por su novela “La versión de Eva Blondie” (aún sin publicar). Como es costumbre en este blog, recurro al divague para contar las andanzas más sencillas. Tener paciencia que detrás de cada cuento hay mucho cuento más . . . para llegar a una conclusión tan simple:

Algunas veces quisiera ser como Zinedine Zidane, incluso antes de conocer su juego, simplemente para darle tanta alegría al espectador que no le llegara a importar el resultado del partido. Otras veces quisiera ser escritor simplemente para diseñar y enlazar palabras que podrían reconocer como suyas mis lectores. Quisiera ser monologista para que mis historietas hicieran reir. Quisiera ser abogado para demostrar la razón detrás de las negligencias inevitables que nos produce la vida. Alguna vez hasta quisiera ser profesor para que nadie pensara que las profesiones eran serias sino necesarias. Y hasta en alguna ocasión quisiera el estrellato erótico propio de un actor del género, no para llegar a ser estrella del cine porno, sino para poder darle el máximo rendimiento al cuerpo de la deseada. También he querido ser un apremiado por tener la mera excusa de dar las gracias. Es que yo quisiera ser tantas cosas, no para realmente serlas sino para poder tocarle al alma de las personas. Pero yo un día me di cuenta que el corazón de una mujer es como una hoja de música. Con la misma música se le puede tocar con tantos instrumentos y de tantas formas. Pero por cada instrumento que le puede tocar a ese corazón, que sepa improvisar, también tiene una tremenda facilidad de desafinar.

De hecho, yo lo he intentado todo. He intentado ser guapo, pero no era suficiente guapo. He intentado ser inteligente, pero no era el más listo. He hecho el gracioso pero no siempre se reían (a veces incluso se ofendían). Hasta he intentado estar bueno. Me he apuntado al gimnasio, he levantado pesas, he hecho abdominales, pero nunca he llegado a conquistar por el físico. De hecho una vez después de preparar mi cuerpo con meses de 800 abdominales diarios y otros ejercicios propios de un ratón de laboratorio, tuve el físico puesto a punto para estrenar. Lentamente iba depilando la ropa que cubría mi cuerpo. Pieza por pieza hasta quedarme totalmente descubierto. Me quedé quieto. Miré hacia arriba como Babe Ruth justo antes de batear la pelota de baseball fuera del estadio. Apreté todo lo que podía apretar, pero cuando bajé un poco la vista, esperando ver la cara de admiración dirigida hacia mis abdominales, me encontré con una mujer que ni se fijaba en ellos, ni subía la vista para apreciar mis meses de aspiración, de preparación. En ese momento, decidí dejar el físico para siempre (y la chica por supuesto también). Decidí hacerme rico y ligar por dinero. .

Y ahí, el domingo por la noche, comprobé que los dones son como los colores, que hay gente para todo. Pues, así acudimos a la entrega de premios de ExpoSex con Beatriz la poetisa/novelista, Sonia, Oscar y yo. Y todo fue demasiado fácil. Es que entre tantas actrices porno, uno imaginaría eso, la facilidad. Pues, fue precisamente eso, un escenario demasiado fácil para realmente disfrutar de gastar bromas. Era la noche de las bromas fáciles. Por ejemplo, cuando entramos todo el mundo se quedó mirándonos. No sabíamos si era porque éramos los únicos llevando ropa interior o porque éramos los únicos ausentes de la orgía anterior. Nos imaginábamos a la gente preguntando, ¿pero quiénes son éstos, si nunca nos hemos acostado con ellos? Yo no soy muy fan del cine porno, pero aunque supiera quienes eran los actores nunca hubiera reconocido a ninguno vestido. De hecho, tan acostumbrados de siempre estar desnudos, los actores al estar en público tenían unas ganas tremendas de ponerse sus mejores prendas pero ni siquiera lograron ese estilo elevado de los futbolistas. Que no fuera exactamente el evento esperado es decir poco. Pero lo último que debería ser una sala llena de profesionales del sexo es anti-climático. Y anti-climático sí fue.

Beatriz recogió su premio pero no le dejaron el micrófono para dar las gracias a sus padres, sus amigos, etc. De hecho yo intenté convencer a Beatriz que en vez de listar a la gente a quien quería agradecer, debería nombrar a todas aquellas personas que no tenían nada que ver con el desarrollo de su talento. En fin, hizo bien Beatriz en no insistir y en quedarse callada. Nadie en el público parecía un aficionado de la novela, la poesía y sobre todo de cualquier lectura no acompañada por fotos. Después nos peleábamos Oscar y yo para poder recorrer los pasillos con el trofeo en mano, pareciendo especialistas del sector. Es que cuando mirabas a los actores y actrices, te preguntabas cuáles eran sus especialidades. En este mercado es difícil destacarse y la única forma de hacerlo es teniendo un talento muy especial, definido y específico. Pero Oscar y yo no éramos tontos. Ninguno de los dos nos atrevimos a ir al baño por no dejarnos en evidencia. Cuando nadie nos hizo caso, abortamos nuestro paseo de la victoria porque parecíamos más los ganadores de la mejor revista gay que del actor revelación del año.

Y así fue un poco anti-climático. Pero confirmé que para mi el cine porno es anti-climático. Es que no me habla a mi. No es sexo. No solo porque están actuando y están fingiendo el sexo, sino porque lo que se ve en las escenas de sexo (y dicen que las escenas de sexo son las únicas que merecen la pena ver en este género de cine), simplemente no es lo que yo veo o lo que a mi me gusta del sexo. Los ángulos no son los ángulos que yo veo. Yo haciendo el amor nunca veo unos testículos rebotando contra el trasero de una mujer en primer plano. Puede ser que no sea yo lo suficiente flexible o nunca acompaño a mis amigos en sus momentos íntimos, pero no es lo que yo vivo. Menos los genitales, no hay contacto entre los cuerpos, no hay besos, no se ven caras. Toda mi experiencia del sexo queda fuera, recortada y censurada de las pantallas del cine porno. Veo cine erótico y estoy frustrado. Estoy esperando ver unas cosas que nunca llegan — los nervios, la tensión, la frontera entre el conocer y el ir conociendo. Sobre todo le faltan la exaltación y la admiración. No dudo que los actores estén haciendo un esfuerzo tremendo. Tienen su mérito. A veces me duele hasta a mi solo ver las cosas que hacen. Tanto amar tan localizado con tanta gente a la vez será como mínimo incómodo si no doloroso. Pero les limita el mismo arte que intentan explotar. Quizás es la necesidad de visualizar una cosa que realmente jamás vemos. Las cámaras enfocan pero no ven. Quizás es un fallo de cinematografía. Como dice mi amiga Eknuch, cien ojos jamás conocerán el placer de tocar.

Sin embargo, la ganadora del Premio Istar ha logrado una cosa realmente excepcional: crear una historia de amor, disfrazada de novela erótica y hacerla en tan solo un mes basándose totalmente en su propia imaginación. De la nada ha esculpido unas palabras que crean imágenes sin actores, sin modelos, sin materia prima. Yo he visto una copia del manuscrito, pero solo he tenido tiempo para leerme el primer capítulo. Es que yo quisiera ser novelista. Y cuando llegué al segundo párrafo de su novela, me eché a llorar (sé que estoy siendo bastante cursi) porque yo siempre hubiera querido ser esta novelista que escribe como si fuera Zizou cabalgando por un campo de palabras haciendo sus filigranas. Pero yo no tengo esa imaginación para crear la lluvia con que Eva Blondie se despierta por la mañana si no me estoy despertando yo mismo con esa lluvia en ese momento. Solo soy capaz de describir lo que estoy percibiendo a mi alrededor. Y eso no es lo que hace un novelista, sino lo que hace un periodista, un ensayista, un egocéntrico que aburre a sus amigos.

Dice Stephen Vizinczey sobre las novelas (y perdona que sea en inglés), “Most bad books get that way because their authors are engaged in trying to justify themselves. If a vain author is an alcoholic, then the most sympathetically portrayed character in his book will be an alcoholic. This sort of thing is very boring for outsiders.”

Pero no lo dejo afectarme demasiado. Cuando veo a un profesional de cine erótico, no dejo de copular, simplemente lo hago de forma más discreta y con menos vanidad. Así decidí dedicarme a ser el becario de Beatriz. Estoy haciendo las prácticas. Me he convertido en su aprendiz. Le sigo por todos lados con un pequeño cuaderno, un boli y tomo apuntes. Cuando se levanta por la mañana le sigo por todos lados. Le acompaño a la cocina y veo como una artista lava los platos. Le acompaño a hacer la compra. Le acompaño a ver a sus amigos para estudiar como una artista se relaciona con la gente que quiere. Me fijo en como come makis, o recoge o no recoge la casa. Me siento en su coche para ver como conduce una persona que debería estar enfrente de una maquina de escribir y no un volante. Hasta estudio su forma de hacer como si preparara ella la comida aunque en realidad la tendré que preparar yo. Pero lo que más he aprendido es que la persona a quien yo persigo todo el día no tiene nada que ver con las palabras que pueblan las páginas en que ella escribe.

Dice Kundera en uno de sus libros que hay dos tipos de poetas: el poeta que vive una vida normal y corriente pero solo a través de sus palabras vive una vida poética y después el poeta que vive una vida poética pero escribe una poesía mediocre sin lírica. También dice Kundera en la Imortalidad que uno debe fijarse solamente en las obras en si sin preocuparse por las vidas de sus escritores y no ver sus obras como si uno estuviera detrás del escenario en vez de estar en el público.

A mi me encanta la poesía de Beatriz y lo que he leído de su novela. Admiro sus obras, y le envidio. Pero aunque quisiera ser yo un Zizou de letras, prefiero a la chica que sigo por todos lados. La otra, la escritora nos deja a todos nosotros los poetas falsantes y mediocres en evidencia por su capacidad de crear arte desde la imaginación pura mientras lo máximo que podemos llegar a hacer los demás es fingir orgasmos y buscar desesperadamente palabras que riman en los diccionarios aburridos de nuestras vidas. Pero aunque nunca llegue yo al estrellato, por lo menos he logrado acercarme a una artista de verdad. A ver si le da unas vacaciones a su pobre becario y así me da tiempo terminar “La versión de Eva Blondie”.

8 Comments

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8 responses to “Una vez quise el estrellato erótico pero logré acercarme a una artista

  1. eric

    Comentario a mi mismo. Que debería usar espejos y así lo veo todo. Igual, no es lo mismo.

  2. pues si, pero ahora hay un nuevo producto muy bueno que parece que me funciona pero que muy bien. Echale un ojeo (en el buen sentido de la palabra) a este sitio web, y no te olvides a ir a la seccion de las preguntas. Veras eric como te cambia la vida.

    http://www.shaveeverywhere.com/

  3. No se con que acepción quedarme, pero esa aparente apatía ante tanta beldad de generosas curvas, cual serpenteante bajada del puerto de Navacerrada…

    Frialdad:

    1. Sensación que proviene de la falta de calor. (sinsangre)
    2. Ausencia anormal de apetito o placer sexual. (asexuado)
    3. Indiferencia, despego, poco interés. (apático)
    4. Flojedad y descuido en el obrar. (flojo)
    5. Necedad. (bobete)

  4. uranioworld, buen googleador! se te olvido

    6. Dicho insulso y fuera de propósito.(ajillo moruno)

  5. el Granuja meet Uranioworld (aka mundoreactivo), los únicos que leen este blog!

  6. Energizer Bunny

    Estamos más, pero pertenecemos a la dimensión “Rear window”!

  7. Pingback: Grave Error » La versión de Eva Blondie

  8. eric

    Energizer!!! Has ganado el apodo con creces, a pesar de la dimensión “Rear Window” que debe referirse más al hecho de darme la espalda todo el día. Tu me das la espalda y Berga me pone un muro y un pantallazo en la cara. Como diría mi padre, “what can you do?” Pues, nada.

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